miércoles, 28 de mayo de 2014

LA OPINIÓN LINE - SOBRE JUEGO DE LA VIDA, PRODUCIDO POR LA COOPERATIVA ELBA - 28/5/14

28/05/2014 - REGIONALES
GALVEZ

El Mundial de cortometrajes

*El trabajo colectivo de cientos de programadores que consiguieron espacios de cine, escuelas en barrios rurales, penales, residencias de menores, centros culturales, todo por el amor de llevar cine gratis, al mismo tiempo para todos. *Uno de los cortometrajes, Juego de la Vida, fue producido por la cooperativa ELBA, en el marco de los talleres en la unidad 26 del penal de Marcos Paz y en el barrio Cildañez cuando su protagonista quedó en libertad, Leo nos acompaña a presentar el corto.
GALVEZ. - El próximo 29 de mayo llegará a esta ciudad el Mundial de cortometrajes impulsado por Hasta 30 Minutos, en la ocasión se contará con la presencia del campeón mundial 1986: Nery Pumpidopara compartir las películas y su experiencia en el Mundial.
Las proyecciones comenzaron a principio de mayo y se podrá ver de una manera gratuita en más de 50 sedes de toda nuestra América
En nuestro país contamos con espacios en Universidades de Periodismo Deportivo, Salas de Cine, Escuelas Rurales. Habrá sedes en Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mar del Plata, Maipú, San Clemente, Junín, Esquel, Córdoba y en las cárceles de Marcos Paz y Ezeiza.
El Mundial de Cortometrajes busca ser un gran evento gratuito e inclusivo, con el fútbol y el cine como eje y como lenguaje universal que nos permitirá cruzar las fronteras de la diversidad cultural.
Esta muestra de cortos trata de ser un espacio para acortar brechas, unir lazos, incluir e incentivar a actividades comunitarias, culturales y deportivas.
La cita es para el jueves 29 a partir de las 19 en la Casa de la Historia y la cultura. Gálvez- Santa Fe.
Es importante señalar que se sortearán pelotas de fútbol
Entrada libre y gratuita

VISIÓN 7 - SOBRE "JUEGO DE LA VIDA" PRODUCIDO POR LA COOPERATIVA ELBA - 28/5/14



viernes, 23 de mayo de 2014

ELENTRERIOS.COM - SOBRE EL CORTO HECHO POR LA UNIDAD 26 DE MARCOS PAZ EN EL MARCO DE LA COOPERATIVA ELBA - 21/5/14


Miercoles 21 de Mayo de 2014

Proyectarán el "Mundial de Cortos"



En el marco del Festival Internacional de Cine Social de Concordia, este jueves 22 de mayo se proyectará el Mundial de Cortos en la Escuela Secundaria Gerardo Yoya.
El Mundial de Cortos se podrá disfrutar desde las 17:30, los estudiantes y la comunidad educativa tendrá la posibilidad de ver cortometrajes relacionados con el próximo mundial de fútbol a jugarse en los meses de junio y julio.

Las películas proyectadas tendrán una duración de no más de 30 minutos. Los títulos son: “Lila” de Sebastian Dietsch, “Capitanes” de Fede Pozzi e Ivan Stoessel, “Juego de la Vida” del taller audiovisual Unidad 26 de Marcos Paz, “Barrilete Cósmico” de Tian Cartier, “Era un ángel” de Andrés Cueva, “Metegol” de Javier Cabrera, “La pelota de fútbol” de Laura Gonzalez, “Lo llevo en la sangre” de Pablo Perez.

Lila de Sebastian Dietsch- 15 min – Argentina

¿Llegará Lila antes de que termine el partido?

Capitanes de Fede Pozzi e Ivan Stoessel- 4 min- Argentina

El fútbol es una pasión incontrolable para todos los participantes del juego. Hilario no es la excepción. Fanático enfermo del deporte en cuestión se horroriza cuando Martín se lesiona la mano justo antes de la final.

Juego de la Vida del taller audiovisual Unidad 26 de Marcos paz- 4 min- Argentina

La historia de Leo, un paralelo entre el fútbol y su vida, la cooperativa Elba (en los bordes andando) y el arte como herramienta de inclusión, de un lado y del otro del paredón ya no hay tanta distancia.

Barrilete Cosmico de Tian Cartier – 1 min – Argentina

Maradona méxico 86.

Era un angel de Andrés Cueva- 5 min

Inspirado en la pasión por el fútbol y cuentos de Alejandro Dolina.

Metegol de Javier Cabrera- 2 min- Argentina

Ante la posibilidad de convertir el último gol del partido, un jugador de metegol repasa toda su vida hasta ese momento.

La pelota de futbol de Laura Gonzalez- 10 min - Uruguay/España

Un niño de origen latino, un niño marroquí y una niña española quieren jugar juntos al fútbol, pero sus padres no los dejan relacionarse.

Lo llevo en la sangre de Pablo Perez- 18 min – Argentina

Mario es un hincha fanático de Chacarita, un club de fútbol del cual su abuelo fue socio fundador. Su mayor anhelo está a punto de cumplirse. Su hijo Lucas va a debutar en el club contra su eterno rival, Atlanta. Pero antes Lucas deberá someterse al AFAF: "Análisis del Factor de Adhesión Futbolística".
NOTA ORIGINAL EN LA WEB

martes, 20 de mayo de 2014

UBA.AR/COMUNICACIÓN - INFORME SOBRE ELBA - 18/5/14

ESPECIALISTAS

18/05/2014 Miradas Al Sur - Nota - Sociedad - Pag. 36

La escritura como inclusión

Qué es la revista Elba, hecha por detenidos de Ezeiza y Marcos Paz, que busca cambiar la ley que prohíbe trabajar en consejos administrativos a ex presos por robo.
JULIETA MORTATI sociedad@miradasalsur.com
Luis El Chino Sanjurjo era profesor en la carrera de Comunicación de la UBA y hace seis años, en una de sus clases, una alumna que trabajaba en el Ministerio de Justicia le comentó que la bibliotecaria de la cárcel de Ezeiza estaba buscando alguien que pudiera hacer un seminario de lectura acompañada de tres o cuatro clases porque veía que las mujeres del penal sólo retiraban libros de autoayuda y novela rosa y quería ver si se podía generar un interés por otro tipo de literatura. A Sanjurjo le interesó la idea: presentó su idea para el seminario y, ya puesto en marcha, comprobó que otra cosa estaba naciendo.“Me di cuenta de que mi tarea desbordaba en un trabajo estrictamente de lectura porque ahí relacionábamos los textos con el cuerpo, la historia, la memoria. 
La necesidad de plasmar las inquietudes que surgían en el taller hizo que la experiencia se materializara en el primer número de la revista”, cuenta Sanjurjo, quien todavía no puede esconder la emoción que le provoca la aceptación que tuvo el proyecto. La revista Elba (sigla de En Los Bordes Andando), fue apadrinada por Taty Almeida y Osvaldo Bayer. Sobre el nombre de la publicación, Sanjurjo explica: “Fue un concepto que nació en una coordenada filosófica y estratégica que nos permitió trabajar en una institución tan rígida y refractaria a los cambios como lo es un penal, pero que, a su vez, como toda cárcel tiene fisuras que tienen que ver con el ámbito de la expresión por cuyos bordes decidimos caminar”. El primer número de la revista con los textos del taller de las mujeres –en cuya editorial Sanjurjo escribió: “Llevamos adelante el taller convencidos de la importancia de esta forma de hacer cultura en donde recuperar la voz es el primer paso.Y acá estamos, cambiando de posición y ocupando nuestro lugar de ‘sujetos de comunicación’”– llegó al penal de Marcos Paz y allí se replicó la experiencia.

A los talleres de Marcos Paz empezó a asistir Yair Biela, un chico de la calle que estuvo ocho años preso y hoy es muralista y compositor de tango.Sanjurjo (que además es coordinador del Observatorio de Políticas Públicas del Centro Cultural de la Cooperación) y Biela impulsaron este año la creación de la cooperativa En Los Bordes Andando. “Empezamos a darnos cuenta de lo difícil que era sostener los espacios.Nos costaba mucho proteger a las personas que iban a dar los talleres.
Y los cambios en el servicio penitenciario hacían engorrosa la tarea con los pibes, ya que en seis años pasaron cuatro gestiones diferentes”, cuenta Biela.La cooperativa, además de ser un marco de contención en el que pueden canalizar sus problemáticas, les permite a los talleristas cobrar un sueldo como docentes. “La próxima camada de talleristas son los pibes que ahora asisten a los talleres.

Entonces, los próximos sueldos son para ellos, y eso es muy importante porque se va armando una espiral de inclusión. Las cooperativas son herramientas fundamentales para la inclusión social, porque no dependen de las patronales, son autónomas y desestigmatizan a las personas condenadas socialmente por la máquina social que genera más encierro”, apunta Biela. Por su parte, Sanjurjo opina que “la cooperativa es una herramienta política que sirve para visibilizar la agenda de los contextos de encierro y a su vez es una fuente de inclusión social para las personas que estuvieron privadas de la libertad y permite construir un puente firme de contención con el afuera, ya que la cárcel no es un afuera social, sino que está estrechamente vinculada con lo que sucede en la sociedad y la estigmatización impide que se generen alternativas de inclusión desde lo laboral, lo simbólico y lo afectivo”.
Pero hay otro problema. Y no es menor.

La Ley de Cooperativas prohíbe la participación en el consejo de administración a quienes hayan estado presos por robo o hurto hasta diez años después de que hayan salido de la cárcel. En pos de permitirle el acceso al consejo a los liberados, la diputada María del Carmen Carrillo (del Frente para la Victoria) presentó un proyecto de modificación de ese artículo de la ley 20.337 en Diputados. “Es una locura porque se duplica la condena de alguien que ya pagó por lo que hizo. Este artículo discriminatorio contradice a la Constitución en la parte en la que refiere a la inserción laboral. La cárcel no es una sede de esclavos baratos que hacen bolsitas y detergentes.

Si el trabajo es dignidad y el trabajo enseña lo que cuesta ganarse el mango, es muy probable que los chicos salgan del delito a través de la cultura, del trabajo y la educación porque la inseguridad es no tener acceso a la salud, es que los pibes estudien adentro de un pedazo de furgón, es no poder darle de comer a tu familia”, dice Biela.
Para la cooperativa, entonces, la revista Elba es una parte fundamental del proyecto, ya que si bien comenzó siendo gratuita, ahora intenta convertirse en una fuente de trabajo.“ En su momento, la usábamos para visibilizar la problemática y el potencial de los pibes a la hora de pensar –dice Biela–; poníamos plata cada dos meses y la idea era salir a regalarla. Como la cooperativa es una figura empresarial de inclusión laboral y económica, nos permitió tomar decisiones importantes.

Las tapas se hacen con esténcil, entonces ninguna es igual a la otra y por eso tiene el estatus de un objeto de arte y las podemos vender a un mayor precio.De esas tapas hacemos una selección y la reproducimos en una tirada más amplia de mil ejemplares a menor precio en la que se genera una máquina para que haya pibes laburando”.
Elba sale una vez por año y es el resultado de los temas que trabajan en el taller como el cuerpo, la ciudad, el tiempo y el poder (para cuyo número, el servicio penitenciario les compró libros de Michel Foucault).
Después de seis años, las quince personas iniciales pasaron a ser hoy más de setenta.

Todos ellos participan en los diversos talleres –de pensamiento, expresión, periodismo, cine, música y esténcil– que organiza En los Bordes Andando y se realizan en la Unidad 31 del Complejo Federal de Detención de Mujeres de Ezeiza y en las Unidades 24 y 26 del Complejo Federal de Detención de Jóvenes Adultos de Marcos Paz.

El séptimo número de Elba, dedicado a las pasiones, fue presentado el lunes pasado en el Centro Cultural de la Cooperación. De la mesa debate, participaron Silvina Prieto (la ganadora del premio de crónicas La Voluntad) y Yair Biela, entre otras personas comprometidas con la causa. La experiencia de todos estos años, Sanjurjo la resume en una anécdota. En uno de los primeros talleres en los que estaban trabajando con la temática del cuerpo, se le ocurrió llevar una docena de jazmines. Silvina Prieto, que era una participante muy activa, se quedó a un lado sin hablar. Sanjurjo se acercó para preguntarle si le pasaba algo: “Me dijo que hacía ocho años que no sentía el perfume de un jazmín. Y creo que este hecho se relaciona con el poder que te da recuperar la palabra. Adentro de la cárcel hay un borramiento de la identidad, de la historia y la literatura es una herramienta de supervivencia fundamental en el que uno encuentra un tono de vida para vivir y decir. En la voluntad de recuperar la voz hay un gesto de resistencia que recuerda que somos humanos y que uno tiene algo para decir”. Y con este ejemplo, especificó su batalla: “La escritura no es sólo una herramienta contra los estereotipos, sino una herramienta que tiene que ver con el reconocimiento simbólico y material de la dignidad del trabajo. La escritura no es sólo un gesto poético, sino que para nosotros es una línea estratégica de trabajo para pensar en el arte como una herramienta de inclusión que tiene que ver con la dignidad y sentirse valorado por lo que se dice”.
LA REVISTA: CADA EJEMPLAR ES ÚNICO PORQUE LAS TAPAS ESTÁN HECHAS CON STÉNCIL.
RESISTENCIA: VARIOS JÓVENES ASISTIERON A LA PRESENTACIÓN Y DEMOSTRARON SU APOYO.

domingo, 18 de mayo de 2014

DIARIO CONURBANO - INFORME SOBRE LA COOPERATIVA ELBA - 18/5/14

Una cooperativa que trabaja, desde la cultura, por la inclusión de los presos


Se trata de En los Bordes Andando (ELBA), que desarrolla una importante tarea en unidades penales federal con los internos, a través del arte y la comunicación. La cooperativa – que acaba de cumplir seis años de existencia – propone legislar como políticas de Estado las iniciativas de inclusión.

Por Manuel Rodríguez

La cooperativa En los Bordes Andando (ELBA), que trabaja dentro de unidades penales con los reclusos a través del arte y la comunicación, festejó su sexto aniversario y remarcó la necesidad de “legislar” para la “inclusión de los presos en la sociedad”.


“No hay que reinsertar a nadie en ningún lado porque la cárcel es parte de la sociedad. Si hablamos de reinserción, muchos de estos pibes vienen de sectores muy vulnerados y reinsertar suena a volver a ponerlos en el mismo lugar. La idea es incluir desde la cultura, la educación y el trabajo”, señaló Yair Biela, uno de los responsables del proyecto, en una charla con Aire Nativo, que se emite por Radio eLe, FM 93.30.
Y añadió: “Es un discurso que estuvo puesto en los medios y en la política durante años. No es que uno se confunde, es que lo confundieron mucho tiempo”.

Desde el 2008 ELBA efectúa  talleres de pensamiento, expresión, periodismo, cine, música y arte en las unidades 31 del Complejo Federal de Detención de Mujeres de Ezeiza, y 24 y 26 del Complejo Federal de Detención de Jóvenes Adultos de Marcos Paz, con el objetivo de brindar herramientas a internos para su vida fuera de las celdas y generar un espacio para la reflexión.
Entre sus proyectos más ambiciosos se encuentra la revista “ELBA - Textos desde la cárcel”, que es realizada por los propios integrantes de los talleres y tiene el padrinazgo del escritor y periodista Osvaldo Bayer, desde donde se intenta demostrar que los reclusos son parte de la sociedad.
 En ese sentido, Biela se refirió a la discusión sobre la inseguridad y apuntó que “sólo se analiza y se debate en términos delictivos”, y que si bien “es una realidad”, el debate debe pasar, también, por “el acceso a la educación, a los servicios de salud y la lucha contra el hambre”.

“Vivimos en una Argentina que en los últimos 10 años creció mucho en cuanto a inclusión y derechos, pero no alcanza con eso. Hay que legislar. Existen muy buenas decisiones y dirigentes políticos que llevan un buen trabajo adelante, pero ¿qué pasa cuando la gestión se vaya? Se caen las decisiones políticas”, explicó el artista, que se convirtió en referente de la Unidad de Marcos Paz, donde cumplió su condena.
Y sentenció: “Algunos de nosotros pasamos por una situación de encierro, donde la ley de cooperativismo nos prohíbe formar parte de un consejo de dirección. Se presentó un proyecto desde el Frente para la Victoria para eliminar esa doble condena”.

NOTA ORIGINAL EN LA WEB

SUR INFONEWS - INFORME SOBRE ELBA - 18/5/14

La escritura como inclusión

Año 7. Edición número 313. Domingo 18 de Mayo de 2014

Arriba izq.: la revista. Cada ejemplar es único porque las tapas están hechas con sténcil.//Arriba der.: resistencia. Varios jóvenes asistieron a la presentación y demostraron su apoyo.//Abajo izq.: puntos de vista. Yair Biela, Silvina Prieto y Luis "el chino" Sanjurjo al frente de Elba. // Abajo der.: las pasiones. ese fue el tema del número.

Qué es la revista Elba, hecha por detenidos de Ezeiza y Marcos Paz, que busca cambiar la ley que prohíbe trabajar en consejos administrativos a ex presos por robo.
Luis El Chino Sanjurjo era profesor en la carrera de Comunicación de la UBA y hace seis años, en una de sus clases, una alumna que trabajaba en el Ministerio de Justicia le comentó que la bibliotecaria de la cárcel de Ezeiza estaba buscando alguien que pudiera hacer un seminario de lectura acompañada de tres o cuatro clases porque veía que las mujeres del penal sólo retiraban libros de autoayuda y novela rosa y quería ver si se podía generar un interés por otro tipo de literatura. A Sanjurjo le interesó la idea: presentó su idea para el seminario y, ya puesto en marcha, comprobó que otra cosa estaba naciendo. “Me di cuenta de que mi tarea desbordaba en un trabajo estrictamente de lectura porque ahí relacionábamos los textos con el cuerpo, la historia, la memoria. La necesidad de plasmar las inquietudes que surgían en el taller hizo que la experiencia se materializara en el primer número de la revista”, cuenta Sanjurjo, quien todavía no puede esconder la emoción que le provoca la aceptación que tuvo el proyecto. La revista Elba (sigla de En Los Bordes Andando), fue apadrinada por Taty Almeida y Osvaldo Bayer. Sobre el nombre de la publicación, Sanjurjo explica: “Fue un concepto que nació en una coordenada filosófica y estratégica que nos permitió trabajar en una institución tan rígida y refractaria a los cambios como lo es un penal, pero que, a su vez, como toda cárcel tiene fisuras que tienen que ver con el ámbito de la expresión por cuyos bordes decidimos caminar”. El primer número de la revista con los textos del taller de las mujeres –en cuya editorial Sanjurjo escribió: “Llevamos adelante el taller convencidos de la importancia de esta forma de hacer cultura en donde recuperar la voz es el primer paso. Y acá estamos, cambiando de posición y ocupando nuestro lugar de ‘sujetos de comunicación’”– llegó al penal de Marcos Paz y allí se replicó la experiencia.


A los talleres de Marcos Paz empezó a asistir Yair Biela, un chico de la calle que estuvo ocho años preso y hoy es muralista y compositor de tango. Sanjurjo (que además es coordinador del Observatorio de Políticas Públicas del Centro Cultural de la Cooperación) y Biela impulsaron este año la creación de la cooperativa En Los Bordes Andando. “Empezamos a darnos cuenta de lo difícil que era sostener los espacios. Nos costaba mucho proteger a las personas que iban a dar los talleres. Y los cambios en el servicio penitenciario hacían engorrosa la tarea con los pibes, ya que en seis años pasaron cuatro gestiones diferentes”, cuenta Biela. La cooperativa, además de ser un marco de contención en el que pueden canalizar sus problemáticas, les permite a los talleristas cobrar un sueldo como docentes. “La próxima camada de talleristas son los pibes que ahora asisten a los talleres. Entonces, los próximos sueldos son para ellos, y eso es muy importante porque se va armando una espiral de inclusión. Las cooperativas son herramientas fundamentales para la inclusión social, porque no dependen de las patronales, son autónomas y desestigmatizan a las personas condenadas socialmente por la máquina social que genera más encierro”, apunta Biela. Por su parte, Sanjurjo opina que “la cooperativa es una herramienta política que sirve para visibilizar la agenda de los contextos de encierro y a su vez es una fuente de inclusión social para las personas que estuvieron privadas de la libertad y permite construir un puente firme de contención con el afuera, ya que la cárcel no es un afuera social, sino que está estrechamente vinculada con lo que sucede en la sociedad y la estigmatización impide que se generen alternativas de inclusión desde lo laboral, lo simbólico y lo afectivo”.

Pero hay otro problema. Y no es menor. La Ley de Cooperativas prohíbe la participación en el consejo de administración a quienes hayan estado presos por robo o hurto hasta diez años después de que hayan salido de la cárcel. En pos de permitirle el acceso al consejo a los liberados, la diputada María del Carmen Carrillo (del Frente para la Victoria) presentó un proyecto de modificación de ese artículo de la ley 20.337 en Diputados. “Es una locura porque se duplica la condena de alguien que ya pagó por lo que hizo. Este artículo discriminatorio contradice a la Constitución en la parte en la que refiere a la inserción laboral. La cárcel no es una sede de esclavos baratos que hacen bolsitas y detergentes. Si el trabajo es dignidad y el trabajo enseña lo que cuesta ganarse el mango, es muy probable que los chicos salgan del delito a través de la cultura, del trabajo y la educación porque la inseguridad es no tener acceso a la salud, es que los pibes estudien adentro de un pedazo de furgón, es no poder darle de comer a tu familia”, dice Biela.

Para la cooperativa, entonces, la revista Elba es una parte fundamental del proyecto, ya que si bien comenzó siendo gratuita, ahora intenta convertirse en una fuente de trabajo. “En su momento, la usábamos para visibilizar la problemática y el potencial de los pibes a la hora de pensar –dice Biela–; poníamos plata cada dos meses y la idea era salir a regalarla. Como la cooperativa es una figura empresarial de inclusión laboral y económica, nos permitió tomar decisiones importantes. Las tapas se hacen con esténcil, entonces ninguna es igual a la otra y por eso tiene el estatus de un objeto de arte y las podemos vender a un mayor precio. De esas tapas hacemos una selección y la reproducimos en una tirada más amplia de mil ejemplares a menor precio en la que se genera una máquina para que haya pibes laburando”. Elba sale una vez por año y es el resultado de los temas que trabajan en el taller como el cuerpo, la ciudad, el tiempo y el poder (para cuyo número, el servicio penitenciario les compró libros de Michel Foucault).



Después de seis años, las quince personas iniciales pasaron a ser hoy más de setenta. Todos ellos participan en los diversos talleres –de pensamiento, expresión, periodismo, cine, música y esténcil– que organiza En los Bordes Andando y se realizan en la Unidad 31 del Complejo Federal de Detención de Mujeres de Ezeiza y en las Unidades 24 y 26 del Complejo Federal de Detención de Jóvenes Adultos de Marcos Paz. El séptimo número de Elba, dedicado a las pasiones, fue presentado el lunes pasado en el Centro Cultural de la Cooperación. De la mesa debate, participaron Silvina Prieto (la ganadora del premio de crónicas La Voluntad) y Yair Biela, entre otras personas comprometidas con la causa. La experiencia de todos estos años, Sanjurjo la resume en una anécdota. En uno de los primeros talleres en los que estaban trabajando con la temática del cuerpo, se le ocurrió llevar una docena de jazmines. Silvina Prieto, que era una participante muy activa, se quedó a un lado sin hablar. Sanjurjo se acercó para preguntarle si le pasaba algo: “Me dijo que hacía ocho años que no sentía el perfume de un jazmín. Y creo que este hecho se relaciona con el poder que te da recuperar la palabra. Adentro de la cárcel hay un borramiento de la identidad, de la historia. Y la literatura es una herramienta de supervivencia fundamental en el que uno encuentra un tono de vida para vivir y decir. En la voluntad de recuperar la voz hay un gesto de resistencia que recuerda que somos humanos y que uno tiene algo para decir”. Y con este ejemplo, especificó su batalla: “La escritura no es sólo una herramienta contra los estereotipos, sino una herramienta que tiene que ver con el reconocimiento simbólico y material de la dignidad del trabajo. La escritura no es sólo un gesto poético, sino que para nosotros es una línea estratégica de trabajo para pensar en el arte como una herramienta de inclusión que tiene que ver con la dignidad y sentirse valorado por lo que se dice”.


Fragmentos de la revista Elba Nº 7: Las Pasiones
Dos pasioncitas: el miedo y el sueño. Mi primer viaje en avión lo he hecho sola. Tuve mucho miedo durante esos 15 minutos que hay que transitar desde que se ingresa a Migraciones hasta que se llega a la puerta de embarque, esos 15 minutos durante los cuales uno piensa con claridad y razón: “Ya no puedo volver atrás, no puedo ir a abrazar de nuevo a quien ha venido a despedirme, porque ya pasé la barrera que divide estos mundos distinguibles, el mundo de la compañía analgésica y el mundo del transporte más lisérgico del universo, que nos lleva a miles de metros de altura en pocos segundos”.
Tanto miedo tuve que me puse a llorar, sintiendo en el pecho angustia rabiosa. ¿Por qué estaba sola en ese primer viaje en avión? Quería una mamá ahí, un novio, un hermano, una amiga, alguien, un papá, por Dios, alguien que me hablase de su plan de dormir porque está tan cansado, de sus ganas de comer un sánguche de miga con coca-cola, en fin.
Finalmente encontré a una viejita que fue mi compañera de asiento, y nos la pasamos intercambiando pareceres sobre cómo son más cómodas y disfrutables las fiestas: cuando son sin muchos protocolos, coincidimos.
Doce horas viajando, y el miedo ya estaba descansando en la bodega del avión, conversando con mochilas sin nombres bordados (mochilas que no podrían usarse para ir al Jardín de infantes).
Tenía miedo de morir sola. Miedo por aquí, por allá, y llega de una buena vez el Señor Soñar.
Alegrémonos con la siguiente anécdota.
El domingo prendí el fuego del asado con todas las cartas que un tipo me escribió durante cuatro años.
Más de uno me hizo el comentario respecto del sabor del vacío: “¿Está un poquito ácido?”.
Puede ser. Era vacío, de vaca. Y también un vacío poético que terminó limpiando la infección provocada por una trompada que le dieron a mi capacidad de creer.
Lo feliz es que el domingo nos reímos de comentarios tales como: “Qué pancho que es el Pollo”, “a los giles ni cabida”, “René Descartables, ¿habrá dudado de que lo necesitamos sólo por un rato?”.
Domingo, asados los cuerpos al sol. Asando un vacío para llenarnos la panza con pasión. ¿Con cuál? Con la pasión de soñar, que es una pasión que anda por ahí, 1.000 km. más allá del miedo.
Prendí fuego un miedo –“en cualquier momento viene el golpe”– que me tenía tortuguizada y fue así que por esas horas se encendió el sueño de viajar un mes por Jamaica, entrevistando a los amigos de Bob, o a los amigos de sus amigos.
(Todo porque dicen que Jamaica es el único sitio donde pueden regenerar la capacidad de confiar, esa capacidad-tejido que, una vez rota, sólo nos habilita a reír con niños).
Pasiones que se cucharean sin pausa.
Del miedo salimos quemados, y de los sueños –gracia’Dio’– no salimos.

Los Pléyades, desde el Sur.

Sin título. Pasiones, millones infinitos de sentimientos. Locuras imposibles de olvidar, amor, ira, fanatismo en mi caso, porque, por los colores que llevo tanto en mi corazón como en mis venas, espero ese domingo inalcanzable, con el reloj trabado, con la ansiedad que me lleva a comerme las uñas, y todo a lo que te lleva la desesperación. Amar un club, una fundación, una institución, o como quieras interpretarlo, es una pasión que no quiero que desaparezca jamás. Lo importante de todo este concepto que yo mismo deslizo, todos tenemos pasiones y el que no encontró la pasión todavía, le digo que seguro, en realidad es un hecho, la pasión sólo tiene que despertarse. Club Atlético Lanús / nací para amarte, / vivo para seguirte, / nunca imaginé algo mejor.

Nicolás Z.

miércoles, 14 de mayo de 2014

RECURSOS CULTURALES.COM - INFORME COMPLETO SOBRE ELBA - 19/4/14

EN LOS BORDES ANDANDO. DE REJAS REALES E IRREALES Y MUNDOS POSIBLES

En los bordes andando. De rejas reales e irreales y mundos posibles
Esta nota no es más que el inicio de una experiencia rizomática. Al escribirla y buscar información complementaria, comenzaron a brotar más y más iniciativas, todas nutridas del mismo espíritu. Proyectos para contexto de encierro como Yo no fuiAtrapamurosLa resistencia o Elba (protagonista de los párrafos que siguen) – por nombrar apenas algunos -, se multiplican en las acciones emprendidas dentro de las mismas cárceles. Radios, bibliotecas, talleres, editoriales, diferentes y con puntos en común, que se caen y se reinventan permanentemente. Quizás el impulso se pueda sintetizar en las palabras de Yair Biela: “Una cosa es estar preso y otra es ser preso”.
Al Centro Federal de Detención de Mujeres “Nuestra Señora del Rosario de San Nicolas” Unidad 31 (Ezeiza) se le conoce como el country, según comenta Silvina Prieto – ganadora del premio de crónica periodística La Voluntad que en 2013 llevó adelante la Fundación Tomás Eloy Martínez -. El penal fue inaugurado en 1996 y se lo considera una cárcel modelo. Es de seguridad mediana, aloja a unas 250 internas y posee sector para madres y un jardín maternal ubicado fuera del predio del penal. Silvina Prieto es una de las internas desde hace 14 años.
Yair Biela, escritor, muralista, tallerista, emprendedor, pasó ocho años y medio preso entre institutos de menores, Ezeiza y Marcos Paz. En 2012 Daniela Yaccar le hizo una nota para Página/12 – y publicó la entrevista completa en el blog Los Puchos -, en la que Biela cuenta que desde chico pasó a la calle, y ya por esos años la droga se volvió una constante (marihuana, cocaína, paco). A los catorce, después de un evento traumático, se prometió no volver a dormir un día más en la calle. A los dieciseis le anunció a su familia – con la cual siempre tuvo un vínculo conflictivo – que quería ser delincuente. Llegó a dormir en el Sheraton. En algún punto, se dio cuenta que no le gustaba para nada en lo que se había convertido. En el interín, entró y salió de institutos, hasta que pasó de categoría y cayó en Ezeiza y Marcos Paz. Fue en prisión que encontró que la cultura podía ser un espacio de transformación. Es abierto y frontal no sólo con lo que piensa, sino también con su historia. Nada es gratis, ni las secuelas del camino recorrido, ni la cuesta arriba del por recorrer.  “Estando dentro de la cárcel – relata – me llevaron a una iglesia en Paso del Rey, llevaban a mucha gente de Morón, había mucho lío con el paco en los colegios. Ante 500 pibes expuse mi vida. Y cuando bajé del escenario una señora me dio un abrazo y me dijo ‘qué buena y qué impresionante tu vida’. Le dije ‘no, señora: mi vida fue una mierda’. Si tuviera que elegir no elegiría ni en pedo la vida que tuve. Fue muy dura. Pasé mucho frío, hambre, miseria, mentira. Pero si le sirve a otro se la cuento”.
En la televisión y la web, las imágenes de linchamientos recientes están a la orden del día. También se habla de seguridad e inseguridad. Se pide mano dura y más policía, pero las fuerzas de seguridad misma son un problema (sin ir demasiado lejos, hay múltiples oficiales procesados por promover saqueos durante la huelga policial de diciembre pasado y casos como el de Luciano Arruga alimentan el agua podrida). De repente, hay narcos hasta en la sopa y se habla de garantismo, de penas y castigos. A eso se le opone la idea de inclusión, de integrar antes que destruir. En el medio, también están los que pregonan que algunos pueden ser salvados, pero que otros ya se encuentran más allá de todo rescate. En el discurso, todo se vuelve abstracto, rígido, plagado de pre-juicios (negativos, pero también positivos) y sólo la práctica lo vuelve una realidad concreta que se puede mover en una determinada dirección (clickeando acá se puede acceder al informe completo 2013 sobre Derechos Humanos del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS, que incluye un apartado específico sobre el Servicio Penitenciario Federal). Para Yaccar, periodista de Página/12 y tallerista de Elba, “lo que me pasó la primera vez que fui a una cárcel, fue salir del tupper”.
El común denominador de Prieto, Biela y Yaccar es En los bordes andando (Elba), el proyecto encabezado por Luis “El Chino” Sanjurjo que comenzó en la Unidad 31 como un taller literario y de pensamiento en 2008. El Chino – músico y docente, licenciado en Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, docente en Ciencias de la Comunicación de la misma universidad – no cree en salvaciones, porque “no hay tal cosa como gente perdida(cursiva del cronista)”. Elba, dice, lo cambió.
Liliana Cabrera – bibliotecaria de la Unidad, poetisa, co-fundadora junto a Prieto de la primera editorial cartonera en un penal (primero bautizada Me muero muerta y luego Bancame y punto) -, elevó un pedido al Servicio Penitenciario Federal para poder armar un taller de lectura. Se reunían todos los jueves para la clase de Pensamiento filosófico y literatura y lo que iban a ser tres meses se volvieron ya casi seis años y algo más que un taller. Se volvió varios, que además del original incluyen sténcil, música, cine y periodismo. Y todos confluyen en una revista anual que se distribuye en el Centro Cultural de la Cooperación, Elba, cuando no han sido parte de las letras de Pléyades Reggae Foucaltiano – banda donde canta Sanjurjo -.
Una vez más para el cronista, la línea B. El lugar de encuentro es el CCC, donde todos los lunes se da el taller de periodismo. Yaccar hace la vez de anfitriona y lleva al sexto piso. Ahí ya está El Chino y poco tiempo después se acerca Biela, que pide que le manden preguntas e ideas para contrastar; Biela está armando un libro que apunta a funcionar como manual pedagógico para contextos carcelarios (tema que, dicen, en las bibliografías consultadas brilla por su ausencia).
De ahí se baja al segundo piso, donde luego del reportaje el equipo de Elba tendrá una reunión. Mientras se acerca Silvina (el lunes ella va al CCC con una autorización de salida), Biela comenta al cronista uno de sus proyectos actuales, que consiste en la modificación del artículo 64 de laley 20337 (Ley de cooperativas). Yair Biela es síndico de la Cooperativa Señales y está familiarizado con la ley y el artículo en cuestión, que pena a los condenados por una serie de crímenes (donde no hay diferenciación y donde en muchas ocasiones la inhabilitación supera la pena original) con la imposibilidad de ejercer cargos de gestión en cooperativas. Biela entiende que para muchos presos que van adquiriendo oficios dentro de la cárcel, la posibilidad de conformarse como cooperativa sin tener que recurrir a un tercero sin antecedentes que los complete es una salida efectiva de inclusión. “¿Qué va a ser de Silvina sin que se le brinden los marcos de contención después de una condena tan larga?”, pregunta ejemplificando con su compañera de grupo. En esa línea, Elba misma está conformándose como cooperativa de trabajo, lo que facilitaría también encontrar recursos económicos.
Biela tuvo en Marcos Paz su propio emprendimiento cultural, Hacer Haciendo, que nació a su vez de las ideas para el programa de radio Lucha de Gigantes, que tenía en el mismo penal. Hoy, sus energías al respecto se concentran en Elba, y está convencido de que están dadas las condiciones para dar el siguiente paso. “El voluntarismo en algún momento se cae”, dice y agrega que entiende como necesario “darle un valor a nuestro trabajo”. “Se puede vivir de esto”, es la idea que trata de instalar en los talleres. De hecho, en la actualidad Biela trabaja como muralista – línea que empezó a desarrollar aún en prisión – y brinda talleres, entre otras labores.
El cronista pregunta cómo se presentarían si la pregunta fuera quién sos.
“Soy un padre. Soy artista. Eso soy”, dice Yair.
“Yo soy lo que ves y lo que escribo o lo que pinto. Con 46 años no hay muchas definiciones. Hay mucha historia atrás. A veces triste, a veces alegre. Pero, es lo que ves, no hay otra cosa. Por lo menos, honestidad seguro, el resto se ve a medida que uno te va conociendo”, dice Silvina
Prieto habla bajo, suave, pausada, segura, mira a los ojos, a veces puede ser taxativa. Cuenta que llegó a Elba por intermedio del Chino Sanjurjo cuando fue a dar su primer taller de literatura en el penal de Ezeiza. “Escribir libremente, sin ningún tipo de censura”, recuerda era la consigna. Cuando Silvina comenzó a poder salir en libertad transitoria, Sanjurjo “me ofreció venir acá y ahí la conocí a Daniela (Yaccar) que imparte el taller de periodismo”. Acostumbrada a la escritura – cuentos de terror y ciencia ficción -, se le animó el año pasado al premio La Voluntad, organizado por la Fundación Tomás Eloy Martínez. Su texto se centró sobre el tiempo en que Giselle Rímolo (ex del conductor televisivo Silvio Soldán) estuvo en el penal de Ezeiza. Fue la primera vez que escribía crónica periodística, y no le fue tan mal, porque ganó.
Prieto también asiste al taller de poesía Yo no fui que dirige María Medrano, y se considera estructurada, “después de tanto tiempo me atreví la vez pasada a incluir la palabra ‘culo’ dentro de una poesía. Para mí no iba, ¿viste? Era una cosa más formal, más estructurada, me parecía que estaba faltándole el respeto. Después que vi unos videos de Bukowski que me trajeron por acá (señala a Daniela), ya me importó tres carajos; ya me explayo de otra manera”.
Pensando la cárcel, Prieto dice que “a mí, no me cambió. En algunos aspectos, me favoreció. En el aspecto personal, yo hasta los 32 años viví con mis viejos. Llegar a un penal, me independizó. Tuve que empezar a hacer todas las cosas por mí misma. Ya no estaba mi vieja que me venía a buscar la bolsita para llevarla al Laverap, mi viejo ya no me ponía la plata en la mesa de luz para que hiciera las compras y me comprara lo que quisiera. No, tuve que desde abajo… muchas cosas que fueron penosas – que para mí fueron penosas, tal vez para otras personas no -… Yo, para llamar a mi vieja, no tenía una tarjeta de teléfono. Terminé lavando ropa de mis compañeras para tenerla y tampoco me sentí indigna por eso. O sea, yo buscaba algo para obtener un resultado, y el algo no era tampoco tan terrible”.
Cuenta que la curiosidad y la inquietud por estudiar le vienen de chica. Que a los tres años su abuelo le enseñó a jugar al ajedrez, que en la universidad primero se metió a estudiar Diseño Gráfico, pero después se cambió a Museología Histórica. Y en el penal lo mismo: a los quince días de entrar, ya estaba trabajando en la biblioteca. “Siempre rodeada con algo que me nutriera y que no fuera otra cosa que leer, escribir, pintar, música. Y así, empezaron los cursos: de poesía con María Inés Medrano, de guitarra con (Javier) Malosetti, de taller literario con el Chino, de restauración de muebles, de dibujo humorístico, de programación de computadora”.
Silvina saldrá en libertad para diciembre de 2015. Dice que siente que la oprimen los tiempos muertos en que no está haciendo algo. Recientemente, comenzó a dictar el taller que históricamente dio el Chino. Ahora pasa a estar al frente del aula, pero como experiencia “no hay diferencia”. Ella sigue siendo una interna, y por eso se siente “como en el limbo, yo estoy en la mitad. Estoy allá y estoy acá”. Conocer al grupo tiene sus ventajas, aunque comenta – con humor ácido que suele aplicar sobre sí misma – que no es extraño que las extranjeras que hablan poco español – “me falla el idioma inglés” – se terminen levantando y yendo. Cuenta que ocupar el rol de coordinadora no implica “ponerse en el rol de Maestro Ciruela, sino que seguís acompañando a las personas que tenés al lado. Sí, las vas guiando en otro aspecto, pero sigo haciendo los trabajos que yo misma impongo. O sea, no marco tanto un límite”.
En 2008, Yair Biela hacía un año que llevaba adelante Hacer Haciendo dentro del penal de Marcos Paz, que había conseguido armar una biblioteca y un programa de radio intituladoLucha de Gigantes. Fue a través de Lucha… que consiguió llevar músicos al penal, de lo cual quedó una relación con varios de ellos. El programa fue eventualmente bajado, luego de que para una emisión invitaran a un juez sin avisarle a las autoridades de la unidad día y hora “y el juez vino y se encontró con la cárcel tal y cual es. Al otro día, me levantaron los equipos, había una persona responsable del Ministerio de Justicia y la echaron. De ahí se fueron proyectos de pibes, muy interesantes. Veía que todos los proyectos estaban agarrados de esta persona, de esta líder que teníamos en ese momento, que acompañaba y sabía guiar muy bien, y a los pibes les hicieron desistir de sus propios proyectos. Yo dije no, no tengo por qué dejar de hacer lo que estoy haciendo”.
Entonces, se juntó con Germán Fernández – cantante de Las Pastillas del Abuelo -, y elaboraron un taller literario. Había buscado también para el mismo objetivo pedir el traslado de César González (ahora más conocido por su pseudónimo artístico, Camilo Blajaquis), que estaba en otra Unidad Penitenciaria, pero fue liberado antes. Biela coordinaba el taller y pedía se le permitiera salir a recibir a los talleristas previo a su ingreso al penal: “entonces yo decía ‘Acá sale el preso’ y cuando entraba ‘Acá viene la persona que va a coordinar el taller’. Esto en un segundo, era sacarme un chip y ponerme otro” y, al final del taller, repetía el mismo proceso a la inversa.
Las normas de la unidad prohiben tener más de tres al mismo tiempo dentro de la celda. ¿La justificación? “Que se prende fuego”. Yair llegó a tener más de 200 libros en su biblioteca personal. “Siempre fui muy de ir en contra de lo que venía, de lo que tocó; nunca creí en lo que tocó, entonces había que hacer otra cosa”, dice.
Yair es el opuesto de Silvina: habla fuerte, rápido y con entusiasmo. Tiene también el aire de poeta en el hilvanar las frases. “Hoy vos preguntabas – le dice al cronista – quién sos, o qué sos. Son formas de ser, de estar siendo. Y esas formas de estar siendo me llevaron a una cárcel. No a la que estaba afuera y se veía por todos lados, sino a una un poco más interna. De berretines, de códigos, de formas. (…) Lo que hice en un momento, fue rebelarme hasta con eso”. Fue así que en cierto momento tuvo una reunión con una representante del Ministerio de Justicia y le comentó dos cosas: una, que estaba buscando a su hija, Lucila Nerea, a quien no conocía, y que también buscaba a un flaco que daba un taller de escritura y sacaba una revista en la cárcel de mujeres. La representante sabía de quién le estaba hablando, y entonces Biela le dio un poema suyo para que se lo acercara a Sanjurjo.
Yair Biela salió de la Unidad 26 Marcos Paz en 2010 y llegó al Centro Cultural de la Cooperación de la mano del Chino para fundar el área de Políticas culturales en contexto de encierro. Desde ese lugar, “empecé a trabajar en cómo influyen las políticas culturales en las personas que viven en contextos de encierro. Me llevó por un montón de caminos, a conocer un montón de gente” y a sí mismo. Alguna vez un amigo personal le escribió “mi esencia no es mi historia”, y cree que es así, pero también sabe que su historia lo nutre y lo ha llevado a ser quien es hoy. Para Biela es posible recrearse una y otra vez; “no hay límite”. “Anteayer estábamos en la cárcel de Marcos Paz, presentando un taller, y había un chabón allá (señala como si fuera una esquina distante), sentado solo. Eso fue fuertísimo. Lo veía serio al chabón, un bloque, y miraba todo desde allá pero como que no participaba en nada. En un momento, me le acerco con un mate y le digo
- Hola, ¿todo bien? ¿Hace mucho que estás?
- No, más o menos
- ¿Tenés para mucho?
- Sí, reclusión (perpetua)
“El pendejo, veinte años. Fuerte, ¿viste? Claro, ¿qué me vas a dar pelota a mí que te vengo a ofrecer un tallercito cuando vos tenés otros quilombos un poco más intensos? Algo lo puedo entender, porque yo estuve ocho años y medio en cana. Me pongo a hablar con él, me cuenta que tiene una hija y ahí fue un buen entre. Le digo ‘acá, lo único que podés mejorar es tu calidad de vida. (…) Buena, mala o más o menos te la vas a hacer vos’. Porque por ahí no podés salir nunca de acá físicamente, pero sí pueden salir tus ideas. Le digo ‘¿Vos qué le vas a dejar a tu hija? ¿El padre chorro que vive en cana o una persona que tiene ideas y que le puede igual transmitir un montón de otras cosas y puede mejorar su calidad de vida desde acá adentro?’”.
La entrevista pisa los minutos iniciales del momento de reunión. Ya van entrando al salón los otros talleristas de Elba. Entre ellos Rubén Greco Rótolo. Cuando el cronista pregunta por cómo es la experiencia de pasar de la teoría a la práctica docente en estos contextos, Greco responde rápido: “es todo artesanal”. Yaccar completa que “la docencia se aprende haciendo. Aprendés los límites del otro, tus propios límites. (…) Es ver qué le pasa al otro con lo que uno trae. Es un intercambio. Es horizontal, no hay una figura vertical. O, por lo menos, creo que nosotros lo vemos de esa manera; que aprendemos del otro a la par que nosotros le enseñamos al otro”.
“Uno sabe que va a atarlo con alambre, como dice el cantautor tan trillado”, explica Rótolo pero también aclara que no sólo piensan en el presente, sino también en el futuro porque “estamos acá para crear recursos no sólo para los chicos y las chicas, sino también para los talleristas”. En la línea de pensamiento que caracteriza a Elba expresa que “la ausencia de recursos para desarrollarse intelectualmente, es una condena por la que nadie firmó. (…) No están condenados a la ausencia del Estado. Están condenados a la ausencia de libertad ambulatoria, nada más y nada menos”.
Un par de días después, en charla telefónica por la noche, el cronista recorría con Sanjurjo una vez más el origen de Elba, el lugar desde dónde se paran para encarar cada tarea, de cómo en la cárcel “se amplifican las trayectorias que ya vienen vulneradas”. Venido de la Universidad de Buenos Aires, una institución conocida por mantener un esquema academicista, para Sanjurjo los talleres en Ezeiza y Marcos Paz implicaron toda una modificación en la manera de comunicar sus ideas – que luego, a su tiempo, llevó al aula de la facultad -. Pero eso también lo hizo reflexionar desde la práctica el vínculo de la universidad con la sociedad – más allá de programas como UBA XXII pensados para este tipo de situaciones -, pensando en debates hacia delante. Para muchos de sus estudiantes, la universidad es considerada algo lejano, inaccesible, porque “el acceso a la universidad es un problema no sólo para los pibes de la cárcel, sino para todos los pibes de las clases populares” y, asimismo como otra cara de la misma moneda, “la universidad no está pensada con una matriz de transferencia, de compromiso e involucramiento con los problemas de la sociedad y luego producir algo. Lo que sucede muchas veces con la universidad es que fomenta esta especie de tour zoológico por los problemas de la sociedad. Y eso significa contemplar para describir lo que sucede”.
Cerrando la llamada nocturna, Sanjurjo afirmaba que “tenemos la obligación de intervenir desde el lugar que podamos intervenir”, porque “tenemos todos derecho a una vida digna”.